LA ESCULURA NEOCLÁSICA. CANOVA


LA ESCULURA NEOCLÁSICA. CANOVA

1- CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO 

El siglo XVIII políticamente estará marcado por la lucha entre el Antiguo Régimen y las nuevas ideas que la Ilustración trae y que se plasmarán de manera práctica en la Revolución francesa de 1789. Artísticamente parece que los acontecimientos discurren paralelos a la historia política. Contra la pervivencia del Barroco surgirá una reacción, en un primer momento refinada, ligera y elitista que corresponde al Rococó y, a continuación, una más radical formalmente protagonizada por el arte Neoclásico, mucho más cercano a la racionalidad, divinizada por la Ilustración.

El término neoclásico lo aplicamos a aquellas obras plásticas literarias y musicales aparecidas entre mediados del siglo XVIII y el siglo XIX, con la principal característica de querer volver al mundo grecolatino, a partir de los descubrimientos arqueológicos de esa época, que reimpulsaron y redescubrieron el arte supremo clásico. Pero esta definición resultaría muy simplista si no tuviéramos en cuenta otros elementos que van a convertirse en las características formales del nuevo estilo.
La principal sería la ya mencionada vuelta al mundo clásico, en especial del arte griego, huyendo del decorativismo del arte barroco y de la ligereza del rococó. Estilísticamente, se volverá a los postulados de luminosidad, exactitud, equilibrio y proporción que caracterizan al clasicismo.

Decimos además que a la difusión de los modelos clásicos contribuyeron personalidades tan significativas para la comprensión de la cultura de la segunda mitad del siglo XVIII como Winckelman, el padre de la Arqueología y de la Historia del Arte, y Mengs, el pintor filósofo.

Otra característica que debemos destacar es la influencia de la corriente ilustrada en la cual se sustituye a Dios por la razón, con lo cual el neoclasicismo se convierte en la vertiente artística de la secularización de la cultura promovida, por el propio movimiento ilustrado.

De esta última característica se deriva la creación y el desarrollo de las academias que sustituirán la fuerza  expresiva y pasional del arte barroco por un estilo marcado por el «buen gusto», caracterizado por la uniformidad estilística lograda a través del aprendizaje del arte del buen dibujo, la copia de modelos clásicos y del dibujo al natural.

Por último decimos que los centros principales donde se desarrollará este estilo artístico son París y Roma.

2- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ESCULTURA NEOCLÁSICA

Una vez situados y teniendo una idea general sobre cómo surgió y qué pretende el neoclasicismo, nos adentramos en el mundo de la escultura, donde destacaremos a Canova.

Primeramente, destacaremos algunas características de la escultura neoclásica que son las siguientes:

Predominio del empleo del mármol blanco como símbolo de pureza, de belleza clásica y de perfección, por ser el color de la escultura grecorromana (Aunque hoy en día se sabe que en la antigüedad se policromaban).
La escultura monumental pierde la libertad de que ha gozado durante el período barroco; se acoge al nicho o al frontón; la arquitectura domina con su claridad de líneas.
La escultura del período rechaza el efecto pictórico de la escultura barroca, concede todo el protagonismo a la línea pura de contornos bien delimitados y a los conjuntos serenos y sobrios, huyendo de las sinuosidades barrocas.
Perfección técnica y formal.
Expresión de una belleza formal.

3- ANTONIO CANOVA

Explicadas las características de la escultura neoclásica, vamos a especializarnos en la escultura de Canova, así decimos pues que el italiano Antonio Canova (1757-1822) es uno de los grandes escultores de la Historia del Arte y el mayor representante del movimiento neoclásico. Hijo y nieto de cantero, rechaza ya en sus primeros trabajos la idea del artesano gremial en favor del artista creador. Así lo acredita en "Dédalo e Ícaro", una alegoría de la escultura, donde, bajo los pies de Dédalo, descansan las herramientas del oficio, mientras Ícaro se pega las alas de cera que le permiten volar.

Analizando su manera de crear, destacamos que su punto fuerte está en el virtuosismo de la ejecución, pero también en la gracia de la concepción. La calidad que transmite a sus estatuas está apoyada en un lustroso acabado que luego patina con piedra pómez. Por otro lado, Canova tomó por modelo las obras griegas conservadas en Italia, fundamentalmente del período helenístico y como buen clásico, amó la juventud. Sus personajes son siempre jóvenes y lozanos, aunque un tanto insensibles. Sus mármoles, jamás proyectados para recibir colores, resultan necesariamente fríos. Si comentamos brevemente sus obras principales, destacamos:

Paulina Bonaparte (1805-1808), una de sus obras más conocidas. En ella retrata a la hermana de Napoleón como una Venus clásica, y el mármol adquiere, bajo premisas neoclásicas, valores casi táctiles y de sorprendente naturalismo y perfección técnica.

Obras de temas mitológicos como "Teseo y Minotaruro", "Eros y Psique", las "Tres Gracias”. Si hacemos un mayor hincapié en Eros y Psique, decimos que es un grupo escultórico de dos figuras realizado en mármol. Corresponde a la leyenda de Eros y Psique, cuando Eros (Dios del Amor) se disponía a besar a Psique (Alma), y de esta manera, despertarla del sueño que le provocaron los vapores desprendidos de un jarrón que le dio Perséfone, diosa de los muertos. Eros es el Dios del Amor, mientras que Psique (alma en griego) es la personificación del alma. La composición es en forma de aspa. Se conforma así por las alas de Eros, su pierna derecha y la línea del cuerpo de Psique, formando así esa forma, cuyo punto central es el pequeño espacio entre las cabezas de Eros y Psique, encerradas en un círculo por los brazos de esta. Las figuras estás idealizadas, con un perfecto estudio anatómico y la serenidad características de las esculturas clásicas. Y, aunque a pesar de que ambas figuras muestren un escorzo (es más acusado el de Eros) este conjunto transmite la quietud y serenidad de los cánones clásicos.

Quizás donde muestra mayor originalidad es en sus monumentos funerarios, como los que hace para Clemente XIV y Clemente XIII, donde además de la omnipresente influencia grecolatina, también se aprecian reminiscencias de Bernini. Y sobre todo en la tumba de Victorio Alfieri (1804-1810) o en su famoso monumento funerario de María Cristina de Austria, en el cual el sepulcro se convierte en una pirámide y el retrato funerario es sustituido por un medallón sostenido por un ángel. Llama poderosamente  la atención la negra abertura hacia el interior del sepulcro, que contrasta con la blancura y la luminosidad del exterior.

Para finalizar, podemos hablar de su último gran encargo internacional que le llega, nada menos, que de Carolina del Norte. Se trata de una escultura de George Washington, entrega en 1821, poco antes de morir. El primer presidente norteamericano aparece, vestido como un emperador romano, en el momento de su renuncia al poder; es un homenaje a la honestidad y virtud el pueblo americano. Un incendio destruyó la obra, que se conoce por una copia en yeso conservada en el Gipsoteca de Possagno.