El
Renacimiento comprende a las creaciones artísticas y culturales que
tienen lugar durante los siglos XV y XVI. La gran diversidad de centros
creadores y los diferentes ritmos en cada uno de ellos, hace que este
proceso sea complejo.
Una
de las acepciones más conocidas del término Renacimiento hace
referencia al redescubrimiento, la vuelta a la Antigüedad grecorromana,
su interpretación y adaptación al momento. Durante el periodo
renacentista tiene lugar una profunda renovación cultural en Europa, en
la que la Antigüedad es la referencia obligada. Pero esta referencia no
lleva implícita la uniformidad, ya que desde los distintos centros
creadores se investigan diferentes y particulares tendencias del mundo
antiguo. Tampoco hay una coincidencia cronológica, sino una sucesión de
periodos dotados de una peculiar caracterización.
El Renacimiento comprende el Quattrocento y el Cinquecento, pero hay que hablar de tres periodos:
PRIMER RENACIMIENTO: QUATTROCENTO, HUMANISMO.
Se refiere exclusivamente al arte creado en Italia a lo largo del siglo
XV. Es un periodo de un profundo interés por el realismo y en el que a
veces se da una cierta contradicción entre los temas y la
racionalización de los sistemas de representación.
RENACIMIENTO CLÁSICO O CLASICISMO.
Las manifestaciones más importantes tienen lugar durante las dos
primeras décadas del siglo XVI, con una clara tendencia al idealismo y
una perfecta concordancia entre temas y sistemas.
MANIERISMO.
Va a perdurar aproximadamente hasta 1585. Sus principales
características son: distorsión formal, sofisticación de la imagen, el
engaño, el capricho, etc.
Durante el Quattrocento,
Italia recorrió en solitario la trayectoria creativa, formulando un
nuevo lenguaje plástico, mientras que en el Cinquecento las formas del
Renacimiento se extendieron al resto de países europeos.
El
concepto Renacimiento también es aplicable a la literatura, la
filosofía, la música, la política, etc. En todos los ámbitos de la
cultura y del conocimiento se va a utilizar la Antigüedad como modelo
para crear la NUEVA MANERA.
La pionera será la
ciudad de Florencia, cuna del Quattrocento italiano, recuperada
demográficamente de la peste negra y con una pujante economía,
diversificada en la industria de la lana, comercio de tejidos y las
operaciones bancarias. La ciudad se considera heredera intelectual de
Atenas y del legado intelectual de Roma. Filósofos y artistas la
convierten en la capital del Renacimiento y despliegan desde allí el
Humanismo, base ideológica del Quattrocento. Los conceptos clave serán: VIRTUD, BELLEZA, RAZÓN y NATURALEZA
(tomados de la Antigüedad) a los que se une el de religión cristiana.
Desde Florencia, teóricos y artistas resucitan el antropocentrismo, la
teoría de las proporciones del cuerpo humano, y las leyes de la
perspectiva. La Academia Platónica Florentina propaga una nueva
concepción del mundo en el que, sin negar la existencia de Dios, el
hombre ocupa el centro del universo. Por ello se generará un arte
humanista que otorgará una prioridad absoluta a la figura humana y a sus
dimensiones.
El canon de proporciones ideal volverá a
tener ocho cabezas, como en tiempos de Lisipo, y la altura total será
igual a la longitud de los brazos extendidos.
El
siguiente paso fue situar a los seres humanos en el naturaleza y a los
edificios en el paisaje urbano de manera que, ópticamente, parezcan
guardar una relación correcta y armoniosa. Este efecto visual se logró
con la perspectiva, la “perspectiva artificialis” o perspectiva lineal,
que entiende el cuadro y el relieve como una unidad captada desde un
único e inmóvil punto de vista (el ojo del pintor), basada en la
intersección de la pintura visual.