LA ARQUITECTURA
BARROCA ESPAÑOLA. EL URBANISMO: LA PLAZA MAYOR
1. CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO
La
época del barroco español queda configurada desde el punto de vista
cultural por el denominado “Siglo de Oro”. Éste se inicia en las
últimas décadas del siglo XVI y continúa hasta el último tercio
del siglo XVII. Se produce en esta época un periodo de máximo
desarrollo en las letras y en las artes, en contraste evidente con la
profunda y compleja crisis política, social y económica que vive
España.
La decadencia del siglo XVII es el momento de los denominados “Austrías Menores”, con Felipe III, Felipe IV y Carlos II, que suelen delegar sus tareas de gobierno en sus validos (Duque de Lerma o Conde Duque de Olivares). Sin embargo, a principios del siglo XVIII llega a España una nueva dinastía tras la Guerra de Sucesión, los Borbones, que comienza con el reinado de Felipe D'Anjou (Felipe V), nieto del llamado Rey Sol, Luis XIV (Paradigmas de los Monarcas absolutos de la época). La llegada de los Borbones a España determinará la llegada también del gusto constructivo del barroco clasicista francés en el siglo XVIII, principalmente del Palacio de Versalles.
A
pesar de la evolución que se produce en los gustos y las modas
artísticas durante todo el periodo que abarca el Barroco, es posible
señalar algunas características generales en arquitectura que se
enmarcan en tres grandes etapas:
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Hasta mediados del siglo XVII: los inicios. Influencia de Herrera (El Escorial) y la transición a los nuevos planteamientos arquitectónicos procedentes de Italia.
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Último tercio del siglo XVII y el primer tercio del siglo XVIII: la plenitud. Los hermanos Churriguera, los Figueroa, Narciso Tomé, Pedro Ribera. Hay un desarrollo de un lenguaje decorativista. La arquitectura se hace más dinámica.
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Resto del siglo XVIII. Continuidad y cambio. Desarrollo del arte cortesano y de la arquitectura palaciega. Presenta claras influencias francesas e italianas por el cambio de dinastía reinante en España (Borbónica).
2- CARACTERÍSTICAS GENERALES
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En la primera mitad del siglo XVIII previven los modelos herrerianos por influjo de El Escorial. La arquitectura palaciega presenta una gran homogeneidad. Constituían severos edificios por fuera y en el interior abundantes comodidades. El tipo, llamado de los Austria, tiene gran aceptación: torres en los extremos de la fachada, cubierta con chapitel y techumbre de pizarra.
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La estructura de las iglesias son muy simples, con planta jesuítica (nave única y capilla entre contrafuertes) y gran austeridad decorativa. Los interiores de las iglesias se cubren con grandes retablos dorados que poco a poco se irán complicando.
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A partir de mediados del siglo XVII, la influencia italiana se introduce en España. En los exteriores las fachadas se conciben muchas veces con estructuras parecidas a los retablos. Este estilo más decorativo se prolonga en la primera década del siglo XVIII.
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Preocupación por el urbanismo, con el desarrollo de las Plazas Mayores (Valladolid, Madrid, Salamanca...) Suelen ser de forma rectangular, casi cuadrada, porticada y con balcones.
3- PRINCIPALES AUTORES Y OBRAS
En
la primera mitad del siglo XVII Juan de Mora es la figura más
importante del foco madrileño. Proyectó la “Plaza Mayor de
Madrid”: estructura cerrada, rodeada de pórticos para los tenderos
y de balcones para las fiestas. Sigue el estilo herreriano con forma
austera, sobria y geométrica. Obra suya es también el Ayuntamiento
de Madrid, modificado con posterioridad.
También
es muy importante la figura de Alonso de Carbonell. Realiza el
“Palacio del Buen Retiro”, obra muy simple, de ladrillo, con
torres y chapiteles de pizarra, de aire escurialense y con su
interior lujosamente decorado con pinturas y tapices. Solo queda de
él el salón de Reinos, hoy parte del Museo del Ejército. Merece
especial atención Alonso Cano, que crea la “Fachada de la Catedral
de Granada”, con gran efecto de profundidad, al rehundir tres
arcos, y de riqueza al decorar con placas y motivos vegetales la
grandiosa estructura. Se elimina así la influencia herreriana y se
enriquece la decoración con elementos naturalistas o abstractos a
mediados del siglo XVII.
Ya
en el siglo XVIII destacarán en Castilla la figura de los hermanos
Churriguera. Se
produce en este momento la culminación del barroquismo español con
formas que chocarán con el gusto francés de la Corte.
La
importancia de los Churriguera fue tanta que el término
“churrigueresco” vino a sustituir entre nosotros al Barroco. José
Benito Churriguera fue el más importante de ellos. Realizó
numerosos retratos con gigantescas columnas salomónicas, recubiertos
de pámpanos y coronados con un entablamento partido. Su pieza más
representativa es el “Retablo de San Esteban de Salamanca”. Es
una obra que resume el barroco hispano y su gusto por el adorno y los
dorados, el ritmo dinámico de las formas curvas y la expresividad.
Por su parte Alberto Churriguera es el autor de la Plaza Mayor de
Salamanca. Se inspira en la madrileña, cerrada, porticada y
cuadrada. Es la obra más preciada del barroco salmantino. La
madrileña es por esencia un monumento de los Austrias, lleno de
austeridad; la de Salamanca corresponde a la época borbónica,
adornada de elementos churriguerescos. Joaquín Churriguera admiraba
el plateresco y trabajó en el Colegio de Calatraba de Salamanca.
Pedro de Ribera es un artista de personalidad fuerte y de gran
imaginación. Usa el grueso baquetón cuadrado. Trabajó en Madrid y
sus obras más representativas son el “Puente de Toledo” con sus
templetes, y la “Fachada del Hospicio de Madrid”.
Narciso
Tomé realiza el “Transparente de la Catedral de Toledo”, obra en
la que se aprecia la fusión de arquitectura, escultura y pintura,
que tanto entusiasmaba en el Barroco, con un efecto escenográfico en
el que la luz juega un papel muy importante. Posee gran riqueza de
materiales como mármoles y bronce.
También
es muy destacable la arquitectura palaciega en el Barroco español. A
partir del siglo XVIII, con la nueva dinastía, llegan a España
arquitectos franceses e italianos que centran su trabajo en los
palacios del gusto francés. Destacan el “Palacio Real de Madrid”
(Juvara), inspirado en el de Versalles, “El Palacio de Aranjuez”
(Sabatini) y el “Palacio de la Granja”.