LA PINTURA DEL CINQUECENTO. LA ESCUELA VENECIANA: TIZIANO (1485-1579)

LA PINTURA DEL CINQUECENTO. LA ESCUELA VENECIANA: TIZIANO (1485-1579)

1. CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Venecia fue, desde finales del siglo XV, uno de los centros artísticos más importantes del Renacimiento italiano, pero la aparición de Tiziano, a principios del siglo XVI determinó la consagración de esta escuela, que se convirtió en una de las ciudades de vanguardia en el arte. Venecia era comercial, lo que provocó un mayor contacto con el norte de Europa y con Oriente. De ahí el gusto por el lujo y la sensualidad. Su relación con Flandes hizo que llegara la técnica de la pintura al óleo, y por ello había una mayor intensidad y riqueza del colorido, variaciones de tonalidades y la posibilidad de conseguir efectos luminosos de gran sutileza y profundidad. Los pintores venecianos añadieron otro elemento nuevo: la tela en lugar de la madera. Ofrecía la posibilidad de una gran superficie y flexibilidad. De esta forma, la pintura veneciana ha llegado hasta nuestros días gracias a su belleza y a su fuerza expresiva. Venecia creó un lenguaje nuevo de la pintura, que iba a proporcionar una capacidad y libertad expresiva moderna. El artista que reunió en su pintura novedades de quienes le precedieron junto a su propia poesía, y atendió a las demandas de una nueva sociedad, fue Tiziano.

2. VECELLIO DI GREGORIO, TIZIANO (1485-1579)

Tiziano nació en una familia que gozaba de una posición económica más que desahogada sin antecedentes artísticos o artesanos. Siguió en muchos aspectos las tradiciones establecidas por los grandes creadores  venecianos. Su aprendizaje lo realizó en talleres de maestros como Giorgione, a quien aventajaría al poco tiempo. Tanto Tiziano como Giorgione son protagonistas de la revolución artística veneciana: ampliación del repertorio iconográfico con temas profanos y mitológicos, y una nueva textura pictórica basada en las nuevas relaciones entre el color, la luz, la forma, la figura y el paisaje. “La Tempestad” de Giorgione puede ser considerada como la obra de punto de partida. El camino emprendido por ambos estaba lleno de de una gran fuerza expresiva, aunque Giorgione murió muy joven, en 1510, debido a la peste. Fueron el contrapunto perfecto a la potencia del dibujo de Florencia y Roma con Miguel Ángel y sus seguidores.

En efecto Florencia y Venecia representan dos tendencias pictóricas distintas. Florencia fue la capital cerebral del dibujo y Venecia la ciudad sensorial del color. En Venecia la atmósfera de las lagunas parece esfumar los contornos precisos de los objetos y fundir sus colores en una luz radiante.

La pintura de Tiziano fue muy “aprovechada en el futuro, en la verdadera modernidad, pues emplea un lenguaje y una técnica hasta entonces desconocidos. Las pinceladas son independientes, separadas, superpuestas con ligereza y libertad, fusionándose en la distancia el color, la luz, el movimiento y el espacio. Las pinceladas de Tiziano se van separando y aislando cada vez más, por lo que a pesar de la profundidad dramática de sus temas, antecede al impresionismo e incluso al puntillismo, por lo que su estilo ha sido incluso definido como “impresionismo mágico”. Esto le permite captar la luz transparente y cambiante de Venecia. Pero Tiziano no solo fue un genio por sus invenciones técnicas, sino también uno de los más grandes creadores de imágenes. Con él comenzó. Quizás por primera vez, la verdadera pintura de historia, aquella que narra historias sacras y profanas, que cuenta de un modo sencillo y penetrante las emociones intemporales de los seres humanos. Sus figuras religiosas, sus héroes y sus dioses, no estuvieron nunca demasiado alejados de los mortales. Además una de sus principales facetas fue la representación de la naturaleza. Es una naturaleza atractiva, en la que el hombre está inmerso en una tierra amplia y soleada, cubierta de vegetación. Giorgione, su compañero, había empezado ese camino de la naturaleza en obras como “La Tempestad” y “Los tres filósofos”, pero quien hizo suyo ese personaje poético, pero al mismo tiempo tangible, fue Tiziano.

2.1 PINTURA RELIGIOSA

A partir de 1516, con su nombramiento como pintor oficial de la República y la reputación de mejor artista de la ciudad, la carrera de Tiziano entra en una etapa de frenética actividad, en la que se suceden los encargos de grandes retablos que van a ocuparle durante toda la década.

“El Retrato de la Anunciación dei Frari” es una obra colosal, de casi siete metros de altura revolucionaria en cuanto a la iconografía y a la forma. Tiziano plantea la representación del acontecimiento milagroso en un único tiempo, espacio y acción, todo ello con ayuda de la luz y del color, en el que aparece la Virgen, el Padre Eterno y los apóstoles.

Desde 1519 hasta 1526 estuvo trabajando en la conocida “Pala Pesaro”, un cuadro funerario en el que Jacopo, en compañía de otros miembros de su familia, se presenta ante la Virgen y el Niño bajo la protección de San Pedro. La obra tiene una organización dinámica y asimétrica.

De “La Asunción” o la “Pala Pesaro”, el objetivo de Tiziano ha sido evocar figuras, un escenario y un clima emocional en una dimensión inusitada, pero dentro del naturalismo en el que la misma fuerza del color contribuye a intensificar su inmediatez.

En torno a los años cuarenta, las tendencias manieristas que, tras las huellas de Miguel Ángel se adueñaban de toda la pintura centroitaliana, influyeron en la obra del veneciano. “La coronación de espinas” (1540-1541) es una muestra clara del nuevo lenguaje cargado de dramatismo de Tiziano: fuerza plástica de los personajes, así como la opresiva arquitectura de sillares rústicos. Este mismo tema será reelaborado al final de su vida en otra obra del mismo nombre.

2.2 RETRATOS

La mayor fama de Tiziano entre sus contemporáneos fue con sus retratos. En “El Caballero inglés” pinta a un desconocido joven tan misteriosamente vivo como “La Mona Lisa” de Leonardo. No es que Tiziano tuviese tendencia a darles un parecido especialmente halagador a sus personajes, pero les daba la seguridad de que a través de su arte seguirán viviendo.

Sus primeros retratos como el “Retrato Goldman” o “Ariosto” (h. 1508), confirman la relación con los modelos giorgionescos. Giorgione y Tiziano dan vida y sentimiento a sus personajes produciendo un efecto grandioso y comunicando una intensa fuerza interna del retratado. La caracterización psicológica sería una de las grandes novedades que Tiziano aportaría a este género. En varios de sus primeros retratos la forma típica del norte de Europa, situando la escena en el interior de una habitación con una ventana a través de la cual puede verse el paisaje. Así retratará al duque de Ferrara y al de Mantua. En el “Retrato de joven con guante” (h. 1520), empieza a desarrollar un camino estrictamente original. En todos ellos Tiziano utiliza una ligera torsión del cuerpo construido a base de ritmos curvilíneos.

A partir de estos momentos y durante los siguientes 30 años, retratará solo a miembros de la élite social e intelectual, incluidos el emperador Carlos V o el Papa Paulo III. Esta circunstancia provoca una nueva concepción del parecido, que tiene que abarcar, no solo el aspecto físico del rostro, sino también la condición social, el rango y el poder que tiene el representado. De esta estrecha relación es fruto una de las obras maestras de nuestro artista, el cuadro de “Carlos V en la batalla de Mühlberg” (1548), un retrato encargado por Carlos V para conmemorar su victoria del año anterior sobre la Liga de Smalkalda. Tiziano representó únicamente a Carlos V cabalgando sobre un paisaje en cuyo fondo se puede ver el Elba. Los elementos son cuidadosamente reales: desde la armadura de Carlos V, la misma que llevaba el día de la batalla, hasta el paisaje y la extraña luz roja que lo baña todo, sacados directamente de las crónicas históricas. Aunque estos elementos fueron reales, estaban cargados de simbolismo. Mezclaba referencias simbólicas al mundo romano y cristiano, al mundo clásico y al mundo de la caballería. El modelo que elige para la pintura fue la estatua ecuestre de Marco Aurelio. La novedad de este retrato, al igual que el de “Paulo III y sus sobrinos”, fue la integración del personaje en el curso de un acontecimiento, sea ésta una acción histórica importante o un hecho trivial.
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El retrato de “Eleonora Gonzala” (1536-38) es el primer ejemplo de un nuevo tipo de retrato, en el que el personaje, en vez de recortarse sobre un fondo neutro, se encuentra sentado en el interior de una habitación en la que una ventana abierta permite ver el fondo del paisaje.

Otros retratos destacados fueron el de “Francesco María della Rovere” (1536-38), la “Alocución del marqués del Vasto” (el estilo manierista se traduce en el aumento de la carga expresiva retórica) y el de su amigo “Pietro Bembo”.

A principios de la década de los cuarenta, se produce el contacto entre Tiziano y la poderosa familia Farnese, con el Papa a la cabeza. De esta relación surgirán dos magníficos retratos, como el del “Papa Paulo III” y “Paulo III con sus sobrinos Alejandro y Ottavio Farnese”.

2.3 POESÍAS

Una faceta muy fecunda de la obra de Tiziano fueron sus pinturas de bacanales, fábulas mitológicas, alegorías, etc...Las realiza para la nobleza a lo largo de toda su vida y tienen como tema central a la mujer, normalmente con fuertes dosis de erotismo.

En los años iniciales Tiziano realiza obras de tamaño mediano como “Salomé”, “La Vanidad”, “Mujer mirándose al espejo” y “Flora”. Ellos el tema verdaderamente importante era la belleza de la mujer.

Al igual que Giorgione, Tiziano era músico experto. Por ello la música y el amor van a ser dos temas fundamentales de su pintura. Así es en el “Concierto” (1507-08) y en “Las tres edades”.

“El amor sagrado y el amor profano” (1514-15) es otra obra clave de este género de pinturas de Tiziano. Representa a dos mujeres sentadas en el borde de una fuente cuyas aguas remueve Cupido con su mano. Una de ellas está desnuda y sostiene en su mano una lámpara encendida, mientras que la otra está vestida y lleva en sus manos un ramillete de rosas y una vasija de oro. Esta obra tiene precedentes renacentistas como las diosas pintadas por Botticelli. El tema es el mismo: una reflexión sobre la doble naturaleza de Venus: celeste y vulgar. Las dos Venus, en el contexto neoplatónico representan dos modos distintos de existencia y dos grados de perfección, no una oposición entre dos principios morales distintos, entre el bien y el mal. Esta obra es, por tanto, un ejemplo de humanismo neoplatónico y no de moralismo medieval. La desnudez en el Renacimiento adquiere una nueva valoración, moralmente positiva y superior a la de su oponente vestida. Desnuda se representa a la verdad, a la amistad, al Alma, a la Felicidad Eterna. Por lo tanto la Venus celeste es la desnuda, mientras que la Venus vulgar o terrena, representada de ricas vestiduras, es símbolo de los velos, que en el pensamiento platónico, nublan la capacidad de entendimiento humana. 
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El año 1516 fue decisivo en la vida de Tiziano. Fue nombrado pintor oficial de la República, consolidando difinitivamente su posición como el artista más importante de la ciudad. Fue el año de “La Asunción”, el primero de sus grandes retablos, y el año en el que se iniciaron sus relaciones con el duque de Ferrara, Alfonso de Este, su primer gran mecenas italiano, fruto de las cuales serían una espléndida serie de pinturas mitológicas. Alfonso de Este encargó a Tiziano y a otros pintores italianos la decoración de la Cámara de Alabastro de su castillo de Ferrara, para la que hizo la “Ofrenda de Venus”, la “Bacanal” y “Baco y Ariadna”. Cuadros mitológicos en los que Tiziano pudo trabajar con una libertad absoluta, como lo haría años después para Felipe II. En estos cuadros crece el papel que el paisaje asume en su pintura. Los personajes se funden con este paisaje, y éste participa plenamente de la actividad de los hombres que lo habitan. Tiziano se encuentra se encuentra cada vez más cerca de la concepción del paisaje como un elemento autónomo. El horizonte luminoso contrasta con las densas sombras de los grupos de árboles en primer término.

Otro cuadro muy famoso con la mujer como protagonista es el de “La Venus de Urbino” (h. 1538). Se ha interpretado de maneras muy distintas: desde considerarlo una alegoría nupcial en clave neoplatónica, hasta una cortesana con intención erótica. El tema ya había sido representado por Giorgione. La Venus dormida no figura en la mitología ni en la literatura clásica, pero se trataba de un tema muy popular en el Renacimiento: el de la belleza dormida contemplada por su amante, en este caso sustituido por el espectador. En el cuadro de Tiziano la mujer no es un sujeto pasivo de contemplación, sino que por su gesto y su mirada, ella misma interactúa con quien observa el cuadro.

Su “Danae” (1545-46) fue pintada para el Cardenal Alessandro Farnese. Bajo el rostro de este personaje mitológico se escondía una cortesana de la que estaba enamorado Alessandro. Esta pintura inaugura una nueva fase de esplendor cromático. Emplea solo dos o tres colores, pero con una variedad de tonos casi infinita. Esta Danae, pintada en Roma (en contacto, pues, con el ambiente miguelangelesco), está construida a base de rojo y de verde oliva. Puede considerarse un auténtico manifiesto de la concepción veneciana de la pintura.

En los años siguientes pintó una serie de poesías inspiradas en Las metamorfosis de Ovidio, para Felipe II. Inicialmente iban a ser tan solo cuatro con un nexo en común entre ellas: mostrar la belleza de la mujer desnuda desde cuatro ángulos distintos, aunque el programa se modificó con el tiempo. En esta serie el pintor demuestra una originalidad sin precedentes respecto a otros autores, y al mismo tiempo consigue la máxima fidelidad al espíritu y a la letra del texto ovidiano. Las poesías finalmente fueron: una nueva versión de la “Danae”, “Venus y Adonis”, “Diana y Calisto”, “Diana y Acteón”, “Perseo y Andrómeda” y “El Rapto de Europa”. Tuvieron un enorme éxito, y de ellas se hicieron varias réplicas.

Mientras realizaba las “poesías”, se ocupó también en otras pinturas de tema mitológico. En casi todas ellas Venus era la protagonista: “Venus y la música” y “La toilette de Venus”.

El 27 de agosto de 1576, durante la epidemia de peste, el pintor murió en su casa de Biri Grande. La ciudad le despidió con unas solemnes exequias celebradas en la basílica de San Marcos y en Santa María del Frari, donde reposan sus restos.