LA PINTURA EN FLANDES
Y EN HOLANDA: RUBENS Y REMBRANT
El
arte del siglo XVII y XVIII está muy ligado a las luchas entre
protestantes y católicos, y al desarrollo del comercio. Ambas
circunstancias afectarán especialmente a Flandes (actual Bélgica) y
a Holanda, y por tanto condicionarán enormemente a las
manifestaciones artísticas de ambas regiones. La influencia de
factores religiosos, político-sociales y económicos determinan la
separación de los ideales artísticos de Flandes y Holanda. Mientras
que Flandes es católica, monárquica, aristocrática y sometida al
dominio español, Holanda es protestante, republicana, burguesa e
independiente.
1-
ESCUELA FLAMENCA
Flandes
permanece unida a la corona española y a la Iglesia de Roma, lo que
explica por una parte su identificación con los ideales de la
Contrarreforma y la pujanza de la temática religiosa. Por otra parte
la aristocracia impulsa el desarrollo de los asuntos profanos o
mitológicos, que plasman con carácter sensual y exhuberante en
grandes lienzos que cubren las estancias palaciegas.
Los
temas costumbristas, las fiestas aldeanas, las bodas, son
frecuentemente tratados, y en ellos el optimismo y la alegría son
característicos. En los bodegones, en las naturalezas muertas, son
características las grandes piezas de caza, y la abundancia de
alimentos y frutas.
Sin
duda el pintor más importante de esta escuela fue Pedro Pablo Rubens
(1577-1640). En su pintura confluyen la tradición realista flamenca
y las influencias italianas, sobre todo venecianas. Su permanencia en
Italia tres años le lleva a conocer de primera mano las obras de los
grandes maestros del Renacimiento. Esto acabó influyendo enormemente
en la conformación de su estilo. Entre las características más
importantes del mismo destacan:
-
El dinamismo y la libertad que imprime a sus obras.
-
Composiciones abiertas y predominio de las líneas diagonales y curvas y zigzagueantes, que dan a los cuadros dinamismo y grandiosidad.
-
Rico y fogoso colorido de influencia veneciana.
-
Pincelada suelta y rápida, vigorosa.
-
Sensualidad y voluptuosidad.
-
Representación del desnudo femenino en los temas mitológicos. Suelen aparecer mujeres de formas gruesas, pieles nacaradas y cabellos rubios.
-
Gran variedad de temas: religioso, mitológico, retratos, paisajes, etc. En todos ellos sobresale el espíritu optimista y jovial con el que nos muestra su visión del mundo. Un mundo en el que el pintor se siente a gusto, instalado confortablemente en una vida burguesa.
Fue
un pintor muy prolífico. Se le han llegado a atribuir más de 3000
obras, aunque acturalmente se le atribuyen gran parte a su taller. En
muchas obras la mano del maestro solo interviene para darle su toque
personal, tan característico de su estilo. De su primera etapa son
las obras religiosas: “Bautismo de Cristo”, “La
Transfiguración”, “La erección de la cruz” (1610) y el
“Descendimiento” (1611), estas últimas de la Catedral de
Amberes. Además sobresalen “La Piedad”, “La adoración de los
magos”, “La Flagelación” y “La Sagrada Familia”. Gusta del
retrato femenino, utilizando como modelos a Isabel Brandt, su primera
esposa, y a Elena Fourmeut, su segunda esposa, tras enviudar en 1626.
Son retratos de gran dignidad, muy atentos a la calidad de los
ropajes y las joyas, que ponen de manifiesto la calidad del personaje
retratado. Realizó gran cantidad de retratos de personajes de la
época, siendo un gran fisonomista a la vez que presta atención a
telas y adornos o joyas, con una menor preocupación por captar la
psicología del personaje representado. Algunos de sus retratos más
destacados fueron “Retrato ecuestre del Duque de Lerma” (1603), y
el “Retrato de María de Médicis” (1620). Trabaja con mayor
libertad en los temas mitológicos o paganos. Con un gran colorido, y
un tratamiento del desnudo femenino que muestra su gusto por las
formas gruesas y las pieles nacaradas, como “El Rapto de las
Sabinas” (1635-37), “El Juicio de Paris” (1638) y “Las tres
Gracias” (1636-38), todas ellas presentes en el Museo del Prado.
Como paisajista podemos afirmar que es el creador del paisaje
flamenco. Gusta de los suelos ondulados, los árboles retorcidos, los
caminos serpenteantes, en fin, de todo lo que pueda reafirmar el
dinamismo y el vitalalismo, como en “El Regreso al Campo”
(1632-34).
Además
de Pedro Pablo Rubens, es necesario mencionar dentro de esta escuela
a Antonio Van Dyck, que destaca en el género de los retratos, en los
que dignifica al retratado con un exquisito refinamiento, y Jacobo
Jordaens, que denomina el colorido, el realismo, los temas
costumbristas, los juegos de luces y sombras del tenebrismo y que
representa la escuela pictórica de tendencia popular que se
desarrolla paralelamente a la pintura oficial (“El Sátiro en casa
de un campesino, 1617-20).
2-
LA ESCUELA HOLANDESA
En
los Países Bajos, la zona de la actual Holanda, independiente desde
principios del siglo XVII, reconocida por la Paz de Westfalia en
1640, y defensora de los ideales religiosos reformistas, va a generar
una escuela pictórica independiente propiciada por la estructura
social democrático-burguesa y por la religiosidad protestante. El
desarrollo del protestantismo, provoca la casi desaparición de las
imágenes, reduciendo el tema religioso a la representación escasa
de escenas bíblicas. La severidad de las costumbres y la ausencia de
obras de temática mitológica sean otro rasgo de esta escuela.
La
burguesía se va a convertir en el cliente de una pintura en la que
el artista, no va a disfrutar del reconocimiento social que disfruta
en otras zonas de la Europa Barroca. Las obras destinadas a decorar
las dependencias burguesas serán de escaso tamaño, a la vez que el
número de obras que se realizan en este periodo será muy abundante.
En
cuanto a los géneros que desarrollan, podemos señalar: el retrato
individual y colectivo, los interiores burgueses o escenas
domésticas, las escenas costumbristas, los paisajes, las
representaciones de animales, las marinas y los bodegones.
Entre
los retratistas sobresale Fran Hals, que es el creador del retrato
colectivo o doelen, donde las figuras forman un conjunto y se
comunican unas con otras. Suelen ser retratos de corporaciones
(“Banquete de los Oficiales de la Milicia de San Adrián”, 1627).
Pero
el pintor más importante de Holanda es, sin duda, Rembrant Van Rijn.
Entre las características más sobresalientes de su estilo, podemos
señalar:
-
Influencia de Caravaggio en el realismo y en el uso de la luz.
-
Empleo del claroscuro que se degrada en doradas penumbras. La luz tiene valor simbólico y psicológico, a la vez que formal.
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Utilización de formas sugeridas con manchas densas y amplias. Pincelada suelta de grandes y espesos empastes.
-
Realismo impregnado de idealismo y espiritualidad.
-
Preocupación por captar la psicología y el estado anímico del retratado.
-
Gran variedad de temas: mitológico, religioso, retratos, retratos colectivos, bodegones, paisajes. Es un pintor de gran cultura, por eso se interesó por los temas más variados.
Sus
obras más significativas son “Danae” (1636), “El
Descendimiento” (1634), sus numerosos autorretratos, y destacados
retratos colectivos como “La Ronda de noche” (1642), “Los
síndicos de los pañeros” (1661) o la famosa “Lección de
anatomía del Doctor Tulp” (1632). Además del óleo sobre lienzo,
destacó como grabador utilizando la técnica del aguafuerte.
Su
evolución pictórica sigue paralela a su vida. En un primer momento
el éxito le sonríe, tiene grandes ingresos, es aceptado en los más
altos círculos sociales e incluso se casa con una joven de alta
burguesía local. Pero en 1642 pintó “La Ronda de Noche” y el
cuadro no agradó. El desacuerdo entre su estilo y el gusto de sus
contemporáneos fue total. Además coincide con la muerte de su
esposa Saskia. Su relación con Hendrikje Stoffels, niñera de su
hijo Tito, de condición social humilde y con la que pudo contrae
matrimonio, no es aceptada por la puritana sociedad holandesa. Este
rechazo social se suma a la ruina de sus negocios. Su vejez sombría
y en la ruina, se vio agravada con la soledad tras la muerte de su
hijo y de Hendrikje. Es en este aislamiento donde el pintor explora
los estados de ánimo, utilizando el pincel como una herramienta de
introspección psicológica y espiritual. La galería de
autorretratos pintado por él, es una insuperable lección de cómo
el paso del tiempo y los estragos de la vida, van tallando el rostro
y el alma del propio pintor. La visión del mundo que Rembrant nos ha
legado está llena de ternura y pesimismo, en poderoso contraste con
la exhuberancia y el optimismo contagioso de Rubens.
Dentro
de esta escuela holandesa podemos destacar a Vermeer de Delft, cuya
producción no es muy numerosa, pero es de gran calidad. Destacaba en
la restitución de la luz, de la textura, de la perspectiva y de los
colores transparentes. Cuidaba la armonía de los colores. En sus
obras se puede sentir el silencio de los personajes en algunos
momentos íntimos de sus vidas. Se interesó por todas las capas de
la sociedad, desde una humilde lechera trabajando, hasta las lujosas,
ricas y espaciosas casas de la alta burguesía, y en sus obras se
pueden encontrar connotaciones religiosas y científicas. Entre sus
obras más destacadas se encuentran “La lechera”, “Muchacha
con turbante” y “La vista de Delft”.