EL ROMANTICISMO. DELACROIX (1798-1863)


Resultado de imagen de delacroix



EL ROMANTICISMO. DELACROIX (1798-1863)

El Romanticismo fue una pose adoptada por los artistas que quieren escapar de la sociedad burguesa decimonónica. Consecuentemente los artistas van a otorgar prioridad a la vista sobre otros principios abstractos de forma y composición, contenido emocional o narrativo.

La Revolución Francesa se había presentado con el estandarte de la libertad (libertad, igualdad y fraternidad). Será el lema del movimiento romántico, y tendrá su manifiesto en el cuadro de Delacroix  “La Libertad guiando al pueblo”. A mediados del siglo XIX, la clase social que se ha alzado con el poder, la burguesía, muestra su preferencia por el disfrute de la vida sin sobresaltos. Es también la época de los problemas sociales de la industrialización. Con la caída de Napoleón y la consolidación de los regímenes políticos de la Restauración, que intentan borrar en Europa cualquier vestigio de la Revolución Francesa, un movimiento cultural, el Romanticismo, se convierte en bandera de las jóvenes generaciones que aspiran a encarnar en la política, la literatura y la filosofía y todas las artes, los principios revolucionarios que en 1814 quedan enterrados.

El Romanticismo es ante todo un grito de libertad. Esta explosión de libertad no se impuso sin resistencias en el mundo artístico. En 1819 expone Géricault “La balsa de la medusa”, que es acogida con gran crítica por los círculos conservadores. Las obras románticas producen una irritación creciente entre los partidarios de la pintura neoclásica. El arte oficial no podía entender la pintura como vivencia, emoción, sentimiento, en fin, a la pintura romántica. Nos encontramos con un nuevo tipo humano, que implica una relación arte-sociedad distinta. El artista deja de ser un doméstico del poder y esto favorece su esfuerzo para emanciparse de las directrices académicas. La Revolución Francesa, las guerras napoleónicas que azotan Europa y la crisis interna de los sistemas del Antiguo Régimen provocan la pérdida de fe en la razón. Como reacción aparece una nueva sensibilidad que se manifiesta prácticamente en todos los niveles del ser humano y que se caracteriza por conceder un valor primordial al sentimiento, al yo interior, y en consecuencia al individuo. El Romanticismo es, ante todo, una manera de sentir. La relativa democratización cultural que la difusión de las ideas ilustradas supone, junto con las transformaciones de la revolución industrial, y el auge de los nacionalismos facilitan el creciente protagonismo de un nuevo grupo social: la pequeña y mediana burguesía, que en muchos aspectos, sobre todo políticos, se identifica con los presupuestos de la nueva sensibilidad.

De todas las artes visuales, la preferida por los románticos es la pintura, pues en ella encuentran el vehículo más adecuado para manifestar sus sentimientos personales y su proyección en la visión de la naturaleza.

1- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA PINTURA ROMÁNTICA

La pintura rechaza las convenciones neoclásicas y, saltando sobre ella, enlaza con los valores de la pintura barroca.
Las técnicas más utilizadas son el óleo, acuarelas, grabados y litografías.
Se recupera el color en detrimento del dibujo: lo emocional frente a lo racional.
Vuelven las luces vibrantes, teatrales, efectistas que refuerzan a las manchas de color.
Las composiciones son dinámicas, apareciendo posiciones convulsas y gestos dramáticos.
El culto al paisaje es un recurso para desplegar colores luminosos, nubes eléctricas, oleajes furiosos y transmitir estados de ánimo.
Destacan los temas de las revoluciones políticas o los desastres.

2- EUGÉNE DELACROIX (1789-1863)

Es sin duda el centro del movimiento romántico francés. Se formó en el taller del neoclasicista Guérin, siendo allí compañero del otro gran pintor romántico, Théodore Géricault. Desde muy joven, sin embargo, sus preferencias apuntan a Rubens y los venecianos.

En 1822 el Salón aceptó su obra “La barca de Dante”, en la que este poeta, acompañado por Virgilio, cruzan la laguna infernal en la que pululan convulsas y agitadas las figuras de los condenados que luchan por aferrarse a la embarcación. En esta obra se evidencia la influencia de la pintura de Miguel Ángel, así como la de “La balsa de la Medusa”, de Géricault. Delacroix se consagra como el máximo exponente del romanticismo en 1824 con la presentación de su cuadro “La matanza de Quíos”. En esta obra se refleja la carnicería realizada por las tropas turcas contra los griegos. La lucha por la independencia nacional de Grecia sintoniza a la perfección con la sensibilidad romántica. Pero la obra más notable de nuestro pintor se realiza para conmemorar la Revolución de 1830 y que lleva como título “La Libertad guiando al pueblo” (1830). Delacroix quiere mostrarnos su identificación con la lucha mantenida por el pueblo contra la opresión que supuso la restauración borbónica. Pero para Delacroix el pueblo es una amalgama de grupos sociales unidos por la bandera tricolor que enarbola la imagen alegórica de la libertad que, en realidad, lucha por los intereses de la burguesía. De hecho Delacroix se convertirá en contrarrevolucionario cuando el proletariado protagonice las revoluciones de 1848. En esta obra la composición nos recuerda a la de “La balsa de la medusa” de Géricault. En esta obra el color adquiere protagonismo. Los distintos valores cromáticos vibran, blancos, rojos y azules, matizasdos por la luz que se filtra entre veladuras originadas por el humo.

Su fascinación por el color se acentúa a raíz de sus viajes por el norte de África (1832) y de su contacto con la pintura de Turner. La aplicación de este rico colorido la encontramos en obras de ambientación exótica, como en “Las mujeres de Argel en sus habitaciones” (1834) y en “La muerte de Sardanápalo” (1827).