POSTIMPRESIONISMO: CÉZANNE, GAUGUIN Y VAN GOGH


POSTIMPRESIONISMO: CÉZANNE, GAUGUIN Y VAN GOGH

El Post impresionsimo es un movimiento que surge a raíz del Impresionismo sin características fijas, pues son los diferentes pintores que identificamos como tal los que aportan diferentes visiones de este estilo anterior. En concreto, son tres los que vamos a estudiar aquí: Cèzanne, Gauguin y Van Gogh.

1- PAUL CÉZANNE (1839-1906)

Cézanne es uno de los pintores más importante de esta época, ya no sólo por lo que hizo, sino también por lo que supuso, pues adelantó algunos movimientos artísticos que veremos más adelante; de hecho, se suele hacer referencia al pintor francés como el padre del arte moderno.
El rasgo principal de su pintura es la “geometrización”, es decir, sus figuras pueden parecernos algo encorsetadas o rígidas pues construía sus pinturas con figuras geométricas: cilindro, esfera y cubo. Los matices de luces desaparecen, Cézanne se centra en los objetos, observándolos con detenimiento, haciéndolos y volviendo a hacerlos si no quedaban a su gusto, como le ocurrió con La Montaña de Sainte Victoire. Además de aquí, todos estos rasgos pueden verse en sus bodegones y en sus retratos como Madame Cézanne o pinturas con personajes como Los jugadores de cartas. el color ha cedido paso a la figura, pero reduciéndola en cierto sentido a lo esencial. Se trata de una pintura que se aleja de cada vez más de la figuración y que, enfrentada con los medios de reproducción mecánica, busca su identidad. Sin duda nos encontramos con los antecedentes directos del cubismo: se trata de descubrir la verdadera estructura de la realidad.

2- VINCENT VAN GOGH (1853-1890)

Van Gogh es quizás uno de los pintores más conocidos de toda la historia del arte, no tanto por su obra como por su personalidad atormentada y compleja. El pintor holandés, que primero sintió la vocación religiosa, estuvo toda su vida obsesionado con la tarea artística y con vender sus cuadros para sobrevivir. Su mirada está abierta a todo tipo de influencias: la luz, el color (que utiliza como una forma de expresar sentimientos), el impresionismo, la estampa japonesa… Su pincelada se hace rápida y gruesa, acelerada, con ello se quiere ver un acercamiento al Expresionismo. Curiosamente, uno de los pintores más valorados hoy sólo logró vender en vida un cuadro… esta situación nos pone delante una problemática quizás antigua, pero que en la sociedad burguesa acabará adaptando formas nuevas: el valor del arte. Desaparecida la vieja aristocracia, rechazadas las exigencias de los clientes burgueses (que entienden el arte en muchos casos como pura decoración)… ¿qué hará el artista?, ¿para quién pinta? durante un tiempo fue la bohemia (también en la literatura), una vida puesta permanentemente al borde de la indigencia; pero con el tiempo, por desgracia, será el mercado el que acabe decidiendo en buena medida el valor de las obras artísticas (con lo que los intermediarios tenderán a adquirir más importancia: tener un buen marchante será garantía de éxito).

Todo ello puede verse en sus primeras obras como los Comedores de patata, una obra oscura y realista. Poco a poco, va evolucionando y mantiene contacto con otros pintores como Gauguin con el que llega a vivir durante una temporada. Llegan entonces algunos de sus cuadros más conocidos como La habitación del artista en Arlés y Los girasoles. Este recorrido quizás es mucho más claro en sus autorretratos, pues uno de las obsesiones de Van Gogh era su rostro y la representación del mismo.

Esas obsesiones hablan de los problemas psiquiátricos que sufrió durante toda su vida; tanto que llega a ser ingresado en un centro mental y, como es de sobra conocido, en uno de sus arrebatos, se corta una oreja. Sin duda eso es cierto, pero no se puede reducir su arte a eso. Todo esto se plasma en sus pinturas, por ejemplo, en Noche estrellada percibimos su angustia, como también en Campo de trigo uno de los cuadros que hace antes de suicidarse con un disparo en la cabeza. El manejo admirable del color y, quizás sobre todo, la forma de empastar son características llamativas en la pintura de Van Gogh. Su mano es capaz de expresar el interior de aquello a lo que no se le reconoce interior (una silla, una cama…). No se trata ya de subjetivismo, sino de ver la realidad al fondo, situada con frecuencia en una frontera (sus estrellas, por ejemplo) que pocos se han atrevido a cruzar. La preocupación religiosa no aparece en los temas, pero si en la manera que Van Gogh tiene de contemplar la realidad.

3- PAUL GAUGUIN (1848-1903)

La vida de Gauguin, quien recordamos vivió una temporada con Van Gogh, nos es menos agitada que la del pintor holandés. Paul Gauguin nació en una familia acomodada de París, aunque pasó parte de sus primeros años en Lima. Allí comienza a interesarse por el arte, pero antes pasó por varios oficios: se alistó en la marina mercante y trabajó como agente de bolsa; trabajo este último que le proporcionó abundantes recompensas económicas. Con la caída de la bolsa, siente la pasión del arte y lo deja todo para dedicarse a ello.

Comienza marchándose a la Bretaña junto con los demás componentes del llamado grupo de Pont Aven. Aquí su pintura se caracteriza por una utilización aleatoria del color y de forma plana, algo que podemos observar en “Visión después del sermón”, (1888) y en el conocido “Cristo amarillo” (1889). Justo después parte a Thaití donde realiza sus pinturas más conocidas, siempre dando especial importancia a los colores, por ejemplo: “Dos Tahitianas”, “Orana María”, “De dónde venimos, quiénes somos, adónde vamos”, y “Mata Mua” (Érase una vez). Este último, realizado en 1892 y actualmente perteneciente a la colección de Carmen Thyssen-Bornemisza, tiene como eje central de la composición un árbol. A ambos lados se desarrollan dos escenas. A la derecha una pareja de jóvenes está sentada en actitud serena, mientras que a la izquierda un grupo de mujeres baila en torno a la diosa Hina (la luna). En él destaca el verde lujurioso.

El paisaje de estos cuadros es idílico, denso y a veces asfixiante.

Estas obras, intensifican sus posibilidades expresivas gracias a los colores planos, intensos y arbitrarios, por lo que la pintura de Gauguin tuvo una especial influencia en los posteriores fauvistas y nabis.