LA ESCULTRA ROMANA. EL RETRATO Y EL RELIEVE 

HISTÓRICO


1. CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO:

La historia de Roma se divide en tres etapas:
  1. La Monarquía (753-509 a. C.). Roma era gobernada por reyes. Según la leyenda los gemelos Rómulo y Remo fundaron la ciudad, convirtiéndose Rómulo en el primero de los siete reyes que tuvo la ciudad de Roma.
  2. La República (509-27 a. C.). En el año 509, con la expulsión de Tarquinio el Severo, se instauró la República romana, gobernada por dos cónsules y con un enorme poder por parte del senado. Durante este periodo Roma fue extendiendo su territorio a base de guerras contra las grandes potencias del Mediterráneo.
  3. El Imperio (27 a. C.- 476 d. C.). La victoria de Octavio sobre Marco Antonio marcó el final de la República. En el año 27 a. C. el senado concedió a Octavio los máximos poderes y se convirtió en el primer emperador romano.

Las manifestaciones artísticas romanas evolucionan a partir de la asimilación de las herencias etrusca y griega, así como de la helenística del Próximo Oriente y Egipto

Los antecedentes etruscos están presentes en la arquitectura civil y funeraria, en la pintura al fresco, y en la escultura en terracota y en bronce. Los etruscos habitaban la actual región de la Toscana, en la península itálica. Con el tiempo se extendieron por el Lacio, hasta entrar en contacto con las colonias griegas del sur de Italia. Las influencias de Oriente y, en especial, de Grecia se fusionaron con las técnicas propias, dando lugar así al arte etrusco. En el siglo VII se originó una aristocracia etrusca de la que provienen los primeros reyes. Estos se rodearon de riquezas procedentes de Grecia para sus ajuares funcionarios.
Hacia el 630 a. C. el Arte etrusco ya había adquirido una personalidad propia y llegó a su madurez bien entrado el siglo V a. C. A partir del siglo III a. C. su legado irá diluyéndose, ante el papel creciente que irá adquiriendo Roma.

Además en su origen es evidente la dependencia del arte romano respecto del griego. Cuando Roma conquista Grecia, cargamentos enteros de escultura y de elementos arquitectónicos griegos se dirigen a Roma. Multitud de artistas griegos son llevados como esclavos y otros van de forma voluntaria ante la nueva y poderosa clientela. Se produce una verdadera colonización cultural de los vencidos sobre los vencedores. En los talleres se realizaron numerosas copias de la plástica griega para los patricios acomodados. Y hoy, gracias a esas copias, conocemos la estatuaria griega.

Sin embargo, en el siglo II a. C. ya existe un arte propiamente romano. Durante los 500 años siguientes, en el marco de un rico intercambio entre la metrópolis y las ciudades periféricas, se llevará a cabo un proceso de uniformidad o “romanización”, que dará lugar al primer arte de ámbito europeo.


2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ESCULTURA ROMANA .

La escultura romana, en general, está subordinada a la arquitectura. Se compone de esculturas exentas para plazas y de edificios, y de relieves para decorar distintas construcciones. 

Las influencias de la escultura romana fueron:

- Las culturas itálicas primitivas.
- El arte etrusco.
- El arte griego.

La escultura fue más dependiente de la griega que la arquitectura (en idealización, canon, etc.). Pero hay una excepción en el retrato, pues la tradición etrusca de representar vivamente a los muertos se conservó a través de las mascarillas de cera que los romanos guardaban de sus antepasados; así este interés por el realismo, tan opuesto al idealismo griego, es la mayor singularidad de la escultura romana. También se manifiesta esta influencia en su interés por la Historia, e incluso por lo anecdótico (inspirados en los rótuli, libros de carácter narrativo). El influjo griego se manifiesta, sobre todo, en el sentido de la idealización del retrato que se centra en círculos elegantes y vinculados al poder

En relación a los materiales, los escultores romanos trabajaron principalmente el mármol (muy abundante en Italia), también se fundieron muchas esculturas en bronce (desde estatuillas a obras gigantescas). Pero puede decirse que todos los materiales fueron tallados por los romanos: desde la madera a las piedras más duras y ricas. En cuanto a la técnica, se sirvieron del trépano para las labores más profundas. El tema predilecto de la escultura romana va a ser el hombre, pero como ciudadano, no idealizado como héroe (tal y como se le representa en Grecia). El hombre aparece concebido en función de su categoría social. No se interesan apenas por la belleza del cuerpo humano. Por esta razón, el artista no es creador de formas e ideales, sino que es un funcionario que hace estatuas no para lucir su estilo, sino para honrar a las autoridades; así en las escultura no se admira al artista, sino a los gobernantes. Toda la estatuaria nos habla de la grandeza política de Roma, de ahí el anonimato de los artistas. La escultura romana destaca en el retrato y en el relieve histórico. También al difundirse el rito de inhumación de cadáveres, los romanos siguieron la tradición etrusca de los sarcófagos. Éstos se adosan a las paredes, decorando los tres frentes que resultan visibles. Se representaban temas religiosos con significado mortuorio, haciéndose una talla honda. Se labran generalmente en mármol, e un solo bloque, pese a lo cual algunos tienen un tamaño gigantesco. También hay que contar la decoración arquitectónica, predominando los temas de carácter botánico (róleos, guirnaldas, palmetas, etc.) de origen helenístico, pero ejecutados en una talla finísima que evoluciona hasta formas más plásticas y abultadas. También las labores escultóricas afectaban al mobiliario. La escultura animalística romana nos ofrece obras de gran realismo, esculpiéndose la fauna más variada de tierra y mar, en los materiales que más parecido guardaban con el animal representado.


3. PRINCIPALES GÉNEROS DE LA ESCULTURA ROMANA 


3.1. EL RETRATO


Aunque en culturas  anteriores ya se había practicado la técnica del retrato, en Roma adquirió un enorme desarrollo y un gran REALISMO . Recibe influencias del período helenístico, del retrato etrusco y de las “imagines maiorum” (mascarillas de cera de los difuntos que se guardaban en el vestíbulo de la casa en recuerdo de los antepasados y que a veces servía de modelo para un retrato post mortem). Las tres favorecieron el desarrollo del retrato romano realista, que es el género preferido en Roma. 

Se cultiva de cuerpo entero, de pie, sedente (propio de la mujer) y ecuestre (prerrogativa imperial) o sólo de la parte superior del cuerpo (busto). Hasta tiempos de Augusto el busto sólo comprende hasta el cuello. En el siglo I se va alargando hasta comprender ya parte del pecho y los hombros. A fines de la centuria siguiente se esculpen ya bustos de media figura. Aunque hoy los vemos monocromos, los retratos romanos se policroman hasta el siglo II. Al imponerse desde esa fecha la monocromía y quedar el globo del ojo en blanco, se inicia la costumbre de rehundir la parte de la pupila. 

En general, los emperadores aparecen ataviados de diversas maneras: con la armadura de guerrero (imagen toracata, como el Augusto de Prima Porta) o con la toga de los patricios (imagen togata, como el Augusto de Vía Labicana, o el que hay en el Teatro Romano, encontrado en las inmediaciones del foro), o semidesnudos (como esculturas semidivinizadas). En el retrato de Augusto de Prima Porta el emperador es retratado como jefe del ejército romano en el momento de arengar a sus tropas. El original era de bronce, aunque se conserva una copia en mármol. Viste con una coraza musculada decorada con ricos relieves en los que aparecen representados el cielo, el sol y la tierra, los Dioses Apolo y Diana, y episodios bélicos de su gobierno. El brazo derecho aparece alzado, y en la mano izquierda ostentaba la vara de mando, hoy inexistente. Sobre el brazo izquierdo descansa, a su vez, una túnica de tradición helenística. En su origen estuvo policromada, y es un retrato fiel y realista del emperador. El delfín y el Cupido que aparecen en los pies de la escultura recuerdan el origen divino del Augusto, quien decía ser descendiente de la Diosa Venus. El hecho de que aparezca descalzo también es símbolo de divinidad. Se inspira, claramente, en el Doríforo de Policleto.

En la época republicana los retratos son de tono fuerte, enérgico y decidido. El interés se centra en la cabeza, con pelo corto, muy plano de talla, casi sin peinar y sobre todo en la cara: sin ocultar los defectos, de gran realismo, reproduciendo arrugas y expresiones severas. Destacan los retratos de César y el grupo Barberini. Luego, el papel predominante que en la vida romana desempeña el emperador tiene su inmediato reflejo en el retrato. En la época de Augusto se impone la moda griega con un realismo distinto del de la época republicana, se evitan los defectos y surge cierta idealización que no impide recoger los rasgos faciales distintivos, llegándose incluso a la representación divinizada de emperadores: el idealismo no es esteticista, sino que busca un interés político.

En época flavia se vuelve a la sinceridad y al realismo republicano, llegando el retratado a tener un aspecto descuidado. El retrato de busto se amplía hasta el pecho y tienen un movimiento lateral de cabeza, abandonando el frontalismo. En época de Adriano renace la idealización griega con innovaciones: la aparición de la barba, la incisión de las pupilas y el iris que proporciona gran expresividad a los retratos y la prolongación del busto más allá de los pectorales. Destacan los retratos del emperador y los de Antinoo. En la época de los Antoninos, la barba aumenta de tamaño y al mismo tiempo la cabellera e hace más rígida y voluminosa con mayores efectos de claroscuro (retrato de Cómodo). Destaca el retrato ecuestre de Marco Aurelio, en bronce, con rostro relajado y pacificador. El rostro refleja serenidad, como correspondía a su carácter, muy inclinado a la cultura. Esta expresión contrasta con el cabello, en el que se evidencia la fuerza Es una figura claramente honorífica y propagandística. Es una de las pocas esculturas en bronce que han quedado de la época romana. Durante el Renacimiento sirvió de modelo para muchas esculturas ecuestres. El emperador aparece representando con la túnica de los militares y levanta el brazo derecho, saludando a sus tropas.  Durante el siglo III comienza la decadencia del retrato aunque se continúe la tendencia marcada por los Antoninos. Desde la segunda mitad del siglo se evoluciona hacia la deshumanización y el anticlasicismo, mostrando rigidez, como en el de Constantino. En la época postconstantiniana los retratos se alejan de la realidad, preludiando la estilización y el hieratismo bizantino (retrato de los Tetrarcas). De las emperatrices existen hermosos retratos y se aprecia la evolución del estilo a través del tiempo, sobre todo en el peinado, que evoluciona de la sencillez al recargamiento.


3.2. EL RELIEVE HISTÓRICO 


Se debe al deseo de eternizar en piedra los triunfos guerreros para que el pueblo los admire. Su origen procede de oriente (ya se cultivaba en Mesopotamia). Técnicamente considerado, este relieve romano es de tipo pictórico pues busca efectos de perspectiva. Las composiciones alcanzan un grado de densidad elevado concediéndole mucha importancia al paisaje y a lo pintoresco. El sentido narrativo es el que marca la composición.

De las obras más importantes destacan:  

- En época republicana el de Domicio Enobarbo

- En la de Augusto destacan los RELIEVES DEL ARA PACIS. El altar fue encargado por el Senado de Roma al regresar Octavio Augusto victorioso de Hispania y de la Galia. El monumento y su programa escultórico tiene una finalidad claramente política, de exaltación del emperador, al que se le considera una persona que ha traído paz y prosperidad. Se inspira claramente en el friso de las Panateneas griego, si bien el realismo del tema y de la representación son claramente romanos. El monumento se eleva sobre un alto pedestal y tiene dos puertas de acceso. Si las puertas estaban cerradas indicaban tiempos de paz, la denominada Pax Augusta. Destaca la jerarquización de los personajes en los relieves. El altorrelieve subraya más protagonismo, mientras que los personajes menos importantes aparecen en bajorrelieve o difuminados. Asimismo destaca el movimiento de las figuras y la gran diversidad de los gestos, las ropas y los rostros, que son auténticos retratos.

- En la de los Flavios los relieves del Arco de Tito. Hay dos relieves en el intradós representando el desfile de los soldados con el botín de guerra (el candelabro de siete brazos) y la entrada triunfal del emperador en una cuadriga. La sensación de profundidad está más conseguida que en el Ara Pacis, con más planos y buscando efectos de claroscuro.  

- En el siglo II sobresalen los de la Columna Trajana y los del Arco de Trajano en Benevento. Los RELIEVES DE LA COLUMNA TRAJANA: se disponen en una columna de más de 40 metros, 34 de ellos en el fuste decorado. Estuvo policromado y se situó en el centro del foro Trajano diseñado, según parece, por Apolodoro de Damasco. Se erigió para custodiar en su basamento una urna de oro con las cenizas del emperador. Esta obra representa en un relieve continuo de más de 200 metros, desarrollado en forma helicoidal en el fuste la campaña del emperador Trajano contra los dacios. Narra distintos momentos y se han de leer de abajo a arriba: desde que las tropas del emperador cruzan el Danubio, pasando por la construcción del campamento, la batalla, hasta el suicidio del caudillo dacio Decébalo. La estructura de la obra se inspira en unos libros antiguos de época republicana, los rótuli, que se ilustraban de forma descriptiva. Los relieves se desarrollan también de forma continua, sin facetar, a modo de secuencias cinematográficas desde la base hasta el capitel. Se combina distintas gradaciones del releve para dar sensación de profundidad (schiacciatto). Prevalece una combinación de perspectivas, que supedita lo real a lo informativo: si ha de representar un campamento, lo representa de perfil para ver la empalizada y de un punto de vista más alto para ver dentro a los soldados. Todos las vestimentas y armas aparecen representadas con minuciosidad.